viernes, 12 de mayo de 2017

Visitas en el Noviciado

Una de las cuestiones recurrentes que surgen al hablar de la vocación es ¿cómo se lo tomó tu familia? Cada uno de nosotros la responde como buenamente puede, pero de alguna forma todos insistimos en que nuestras personas amadas, igual que nosotros, viven su propio proceso de asimilación de la vocación.

Dentro de estos procesos, un momento especialmente esperado por todos es el fin de semana de familias. En esta ocasión, la mayoría de nuestros familiares llegaron al Noviciado el viernes cinco de mayo justo antes de comer y marcharon el domingo o el lunes a primera hora. A diferencia del encuentro de noviembre, las familias de los novicios de primero y de segundo vinieron a la vez. Es alentador constatar como se van tejiendo lazos de amistad entre todos.

Durante esos días, la distribución ―el horario― del Noviciado se altera notablemente. Así, después de la comida del viernes en casa, tuvimos la tarde libre para disfrutar de nuestras familias. El sábado, nos reunimos para celebrar la Eucaristía, presidida por el Maestro, y compartir la comida. Finalmente, el domingo, fue un día libre, en que varias familias aprovecharon para visitar Loyola.

 La comunidad y las familias reunidas

A nadie se le escapan las profundas emociones que suscitan estos escasos dos días, entre otras, la ilusión al preparar la casa para acoger a tantas personas queridas, la alegría enorme del reencuentro, la tranquilidad de ver que todos estamos bien o la dificultad de la despedida...


Ahora bien, la vida en el Noviciado no se detiene, y si nuestros familiares empezaban a partir el domingo, ese mismo día, llegaba a casa Adolfo Chércoles, SJ, para impartir un curso sobre la oración en San Ignacio. La concisión y profundidad de nuestro fundador explicada con la sencillez de Adolfo nos ha impresionado a todos.


Imagen del curso sobre la oración en San Ignacio


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